TEATRO POLITIK


El teatro es un juego infantil. Y todo juego es destiempo del tiempo-anécdota. Juego para ganar o para perder. Juego para volver a jugar. Juego mamífero para crecer sin conciencia de que estamos en el mundo. En cambio, la política deberá como ciencia, estar siempre en el mundo: por cercanías, mundo nacional; por lejanías, aproximaciones simpáticas con causas que resuenan municipalmente. Con la política se mira al mundo, con el teatro se hace mundo. El teatro, pura inmanencia, universal inconsciente; la política pura conciencia de estar insertada en el mundo. La trascendencia se sienta en el sillón desde donde se gobierna y se observa al mundo, la inmanencia juega a las escondidas y disfruta de los lugares oscuros y ocultos. Desafía la moral

Teatro y política. Juego y ciencia. Grandeza de Stalinavsky en su famoso “método” que no es otra causa que la adaptación del teatro al materialismo histórico de Carlos Marx. Mas nadie descorre el telón, todos se ocultan detrás del terciopelo del romanticismo, como si los sentimientos fuesen consecuencia del poder adquisitivo. Todo menos creer que actuamos según donde estamos en el sistema productivo.

No quiere decir que Shakespeare y Moliere no estuvieran en la política o en la micropolítica de las vinculaciones. Shake, sabía que el poder produce conductas donde el afecto tiene el abismo del poder que no permite la ternura.

Moli, se burla de todos menos del rey. Empleado de la cultura no deja de pie a ningún mediador entre media clase burguesa. Empleado calificado donde la calidad de la burla es revolución en fuga entre bambalinas.

Brecht advierte la conducta que marcha al fascismo. Denuncia, advertencia, parece ser el campo sutil del juego del teatro vivo que acompaña críticamente a las virtuosas discontinuidades del odio. Solo el teatro – a veces- coagula previsiblemente las discontinuidades. Como la literatura, los ensayos de Walter Benjamín sobre el progresismo.

La política no puede saber, cómo los amantes no pueden y buscan otra aseguranza en su “carta natal”. ¡El horóscopo que orfandad!

La filosofía visita a su prima la política y no se da cuenta que cruzo la frontera. La filosofía mesetea la tragedia. ¿Y cuanto cuesta hoy la tragedia de que vamos a morir? Cuesta el poder en las manos sucias de la política, de la economía fetiche y de la sensualidad anecdótica… la medicina pop.

Otro tanto para el teatro: “la abreviación”, otra para la política: “la fuerza como implemento necesario de la razón”

Política: razón para ganar. Teatro: potencia para despersonalizarse.

Teatro y locura.

El teatro: concentra ente-sifica. Emana la atención. La política: es el partido- el movimiento, los miembros. Un rostro como el rostro de otros.

Política y teatro: discurso. Es el cuerpo de la voz que dice - escuchen.Y entonces aparece el lenguaje como único vocero del inconsciente. Discurso, amor transferible con lenguaje donde solo la hermenéutica se atreve. Lenguaje total de cuerpos deseantes alienados y locos que deambulan creyendo por falta de mundo, de un buen materialismo.

…Y el cosmos guiñándonos sus soledades.

Teatro: subjetividades, coágulos creativos expuestos para el devenir.

Política: hacer lo posible, lo concreto, la guerra, la paz a puro pacto.

Esta claro que no mencionamos teatro patológico o muerto, o la patología de la política. ¿Órganos? No. El teatro cuando está vivo pertenece a los sueños y a las pesadillas… la política es la con-ciencia de los justos.

Que es en este social histórico de “sociales democracias dependedoras del libre mercado” que potencian el postmodernismo, arte mercantil, televisión públicamente privatizada, los nuevos factores del poder digitalizados. Información uniformada, en fin: capitalismo que complejiza buscar la libertad aquella que salta de las peceras. La realidad como película, ontología de la comodidad.

Grupos de teatro de lo concreto que combina y permuta inteligentemente la composición efectista de seudos dramas, de la gran producción de escenas de la neurosis que supimos conseguir, como clase destinada a hacer de la nada una invención hospitalaria para durar.

Y la política llena de corbatas y de falsos descamisados que consumen palabras vacías; memoria sistematizada del síndrome del UP. Pedantes cazadores del botín donde la pobreza los conmueve porque ellos, los que tiene sensibilidad de verla, la convierte en negocios de campaña. La villa 31 llena de ladrillos huecos apaga su rebeldía de calles islámicas y se convierte en los almuerzos de Mirta, la que almuerza pero no cena.

Mujica será el nombre de alguna calle recordando el olvido de sus ideas.

¿No será el progresismo la forma amable de sostener al capitalismo?

¿No será el teatro la catarsis del odio y represor del barro que se subleva? ¿No será la política la ciencia de las clases dominantes? ¿No será la democracia la legalización de la esclavitud? ¿No será que Sófocles trabajaba para el estado? ¿No será que Maquiavelo inspiro las paritarias? ¿No será que la mitología es puro cuento? Y Dante… ¿no será su vestuario, su nariz, sus laureles, el gran castigador intelectual del pecado original?

No tengo dudas que aunque nos llegue la civilización como heredad indiscutida ya esta tan lejos la posibilidad de desear a mi madre que renuncio a todas las banderas para enarbolar el escepticismo.

Norman Briski

2 comentarios:

  1. ... escepticismo ? ... a la vejez viruela ?
    Catarata de lucidez poética como siempre....
    Un abrazo,
    Sandra.

    ResponderEliminar
  2. Está tan lejos la posibilidad de desear a mi madre que renuncio a todas las banderas para enarbolar el escepticismo(N.B.)...la sabiduría de la ancianidad...el descreimiento...el desencantamiento que terminar por estancar a las ideas más brillantes...alzar una bandera nos une y nos divide... hasta la del escepticismo.

    ResponderEliminar